Cuando vi una de las presentaciones de este libro una tarde en Instagram, escuché la palabra "realismo mágico". En un primer momento pensé que sería una novela de fantasía, ambientada en un mundo imaginario. Y no iba del todo mal encaminado. Eso, junto con la trama, me terminó de convencer para hacerme con un ejemplar.
En esta obra, David nos presenta un mundo imaginario, pero no tan lejos de la realidad que vivimos. España pasa a ser Iberia. La Unión Europea no existe tal y como la imaginamos ahora. El Euro ya no es la moneda de uso. Incluso los museos han evolucionado, pues podemos viajar o acceder a sus cuadros. ¿Quién no quiere hacer eso?
Con este escenario de fondo, surge, de la manera más bonita e inocente, una historia de amor entre Emilio y Octubre. Pero no todo es tan fácil como parece, pues el paso de los años (acompañaremos a los protagonistas durante su vida), eventos imprevistos, la búsqueda de uno y de otro y la muerte, se toparán con nuestros "amigos". Un reflejo de la vida, de las personas que nos marcan y dejan huellas en nosotros.
En este mundo fantástico, podemos viajar en el tiempo y en el espacio, a través de obras como "Las Meninas" de Velazquez. Estar en Lisboa y aparecer en Santiago de Compostela. Visitar bosques vírgenes, alejados de la mano de hombre. Porque, de forma indirecta, el autor también denuncia el cambio climático y el desorden producido por el ser humano, ya que el continente asume una gran sequía.
Esta es una obra para pensar. Para reflexionar sobre un realismo mágico que, a veces, no parece tan mágico y se acerca a lo que puede pasar de verdad. Una vez más, la Editorial Dos Bigotes, deleita a los lectores con una obra que debes leer cuanto antes. Bravo por los editores y por el autor.
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