Como muchos de mis seguidores ya sabrán, el tema del Antiguo Egipto, así como de las antiguas civilizaciones, me apasiona. Es la única franja histórica que realmente me gusta aprender datos y leer sobre ella. Es por eso, que me enteré de la reciente publicación de esta obra, de la forma más bonita que se puede, caminando entre estanterías en una librería.
Es, como podrás adivinar, una novela histórica, ambientada en el mundo de los faraones y su corte. Pero va más allá, no es otra novela más sobre Egipto, pues podemos leer entre líneas otros temas igual de importantes (incluso necesarios): la transexualidad de una de las protagonistas o la violencia de género. Es verdad que son términos de nuestra sociedad que en al antigüedad no existían con estas connotaciones, pudiendo ser atrevido trasladar algo moderno a la Antigüedad, pero que me parece bueno resaltar.
Los personajes existieron y están documentados. Acompañaremos desde jóvenes a la que fue la reina Nefertiti y a su hermana (menos conocida en la historia) a través de sus inicios en un convento, así como su traslado a la corte, sus amores y sus relaciones con la gestión del país.
Mención a parte tiene, las magníficas descripciones. Tanto de las ciudades, del palacio así como de los viajes por el Nilo o el Monte Sinaí. Se nota y se agradece la documentación llevada a cabo por el autor. Tarea muchas veces larga y tediosa. Gracias a este tipo de lecturas, podemos aprender cómo era la sociedad egipcia, sus creencias y ritos funerarios.
Es una novela que atrapa, engancha. Según pasamos las páginas y los capítulos. En seguida empatizas con Iltani, hermana de Nefertiti, a través de sus preocupaciones, su primer amor y sus temores. Es una gran manera de recuperar a un personaje, que como tantos, ha sido olvidado por la Historia.
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