Siempre se ha dicho que el tiempo pasado fue mejor. Que la vida era más sencilla, sin tantas ataduras y bajo una mirada inocente. Para los que nacimos entre los años ochenta y noventa, este libro que presento nos va a hacer añorar tiempos pasados. A querer volver a nuestra adolescencia.
Para los que nos gusta recordar nuestra infancia o revisar cómo ha cambiado la mentalidad de los españoles, este tipo de libros nos atraen. En mi caso, es cierto que ni me acuerdo de las Olimpiadas de Barcelona o de la Expo de Sevilla (apenas tenía dos años), pero es indudable el valor histórico de ambos eventos, ya que puso a España en el punto de mira de todo el mundo, y por una buena razón.
Gracias a esta lectura, amena y de fácil comprensión, podemos recordar diferentes acontecimientos que marcaron la España de aquel entonces: el asesinato de Miguel Ángel Blanco, la aparición de la diva Britney Spears o el grupo de moda, Spyce Girls. También programas como Sorpresa Sorpresa. Si bien es cierto y, a mi parecer, faltan fotografías de lo comentado para completar a la perfección la obra, ilustrando los momentos míticos, pero se perdona porque cada apartado está perfectamente detallado.
¿Y qué decir de los primeros teléfonos, las redes sociales como Tuenti o el ya desaparecido MSN? Seguro que con solo nombrarlos, nos vienen a la mente horas y horas frente al ordenador, aquellos con una pantalla de un grosor considerable y con una conexión a Internet lenta. Cuesta creer que no estábamos conectados las 24 horas del día y no pasaba nada. Éramos capaces de mantener contacto con amigos, de quedar para ir al cine o cenar por ahí.
También con esta lectura, podemos comparar los cánones de belleza de antes con los de ahora. Jesulín o Bertín Osborne hacían suspirar a muchas chicas -y chicos- o la lenta aparición del hombre metrosexual depilado de arriba a bajo y con nuevos cánones de belleza. Dejando de lado el "macho ibérico" sin depilar, con barriguita y algo rudo a un hombre joven, musculado, rasurado y oliendo a colonia de marca.
Lo que somos hoy, a dónde hemos llegado, es gracias a todo esto. No se puede entender la sociedad de hoy sin la de ayer. Por eso, este libro es un buen homenaje para volver a sentirnos críos, libres de ataduras, de horarios laborales y preocupaciones.
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